quarta-feira, 14 de setembro de 2011

Con Gustave Thibon, bajo la luz (II- Final)

El destino del hombre

Este incisivo "filósofo campesino" --- com alguiem le bautizó y Thibon acepto gratamente ---, ha ido publicando sus libros sembrados de aforismo. En un pequeño volumen --- "Destin de L'Homme" ---, puede leerse:

No se escapa a Dios. Una sola alternativa: llegar a Dios (por el ascetismo y el amor), o "jugar" a ser Dios. El diablo y sus victimas están ligadas a El, no por el acercamiento vivo como en los santos, sino de una manera servil y muerta, igual que lo está el copista respecto a un texto que transcribe sin comprender... No se escapa a Dios.

Ante la aguda observación que este hombre aplica sobre el mundo, me intriga conocer cuanto optimismo o pesimismo guarda en su espiritu:

Yo no sé realmente si sou optimista o pesimista ante el futuro, porque ello depende del grado que se aborde, depende del nivel del optimismo y del nivel del pesimismo. Según el nivel inferior, el nivel psicológico y social, soy pesimista: temo mucho que lleguemos a la catástrofe. Si por el contrario tomamos el nivel más alto, el nivel divino, el nivel superior, el nivel de la vida eterna, entones yo sí soy realmente optimista, por la sencilla y gran razon de que el bien es infinito, puesto que proviene de Dios, y el mal es limitado, puesto que proviene del hombre, y el hombre es limitado. Por tanto, es el bien el que triunfará al fin; pero, ¿a través de qué pruebas? No sé nada. En cualquier caso, pienso que si el hombre no despliega un gran panorama de libertad, de moralidad, de solidaridad, de justicia, etc., entonces la libertad puede quedar comprometida muy gravemente, y precisamente a causa de los abusos de la libertad, tal como estamos viendo en Occidente. Creo que nos quedaremos privados de libertad, si de ella hacemos mal empleo.

Entoces: ¿pesimista u optimista, eso nada quiere decir, puesto que el mundo es una mezcla del bien y del mal; fue Chesterton el que dijo que ante un mundo donde se mezcla el bien y el mal, el optimista es alguien que, situado ante una botella medio llena y a la vez medio vacía, sonríe porque la botella aún está medio llena; y el pesimista, en cambio, llora, porque la botella está ya medio vacía. Y, sin embargo, es la misma botella. O como decía Bernanos: para ser pesimista u optimista a un nível muy bajo, hace falta ser tonto: el optimista --- decía ---es un imbécil alegre, y el pesimista es un imbécil triste... Por ello yo únicamente creo que, al fin, el bien triunfará.

De todos modos, predecir el porvenir es bien difícil. En otras épocas de la historia, la perspectiva era infinitamente más fácil de hacer, porque únicamente era necesario referirse a otros ejemplos del pasado: pero en el mundo actual poseemos algo desconocido, que jamás ha existido, así como enormes posibilidades que se ofrecen al hombre: el desarrollo económico, y más aún el desarrollo técnico, que permiten al hombre realizar cosas que hasta ahora no le habían sido permitidas. En el pasado, cuando el hombre cometia locuras, la fuerza de las cosas le atrapaba inmediatamente: por ejemplo, no era posible en la Edad Media hacer demasiadas locuras económicas: era necesario viver, habia poco que comer, no se podía hacer el loco indefinidamente...; ¿ que campesino podía permitirse no sembrar o no hacer la recolección? Moría de hambre si no lo hacia..., no podía abandonar los animales o las plantas..., no era posible que hiciera huelgas en la agricultura..., si se hacía una huelga en aquellos tiempos podía uno quedarse sin pan para todo el año... Mientras ahora, en el mundo mecánico, si se hace una huelga, al final de ella vuelven a encontrarse en el mismo sitio las mismas máquinas... El mundo moderno puede entonces permitirse muchas más locuras, y esas locuras pueden ir mucho más lejos cada vez.

Entonces, ¿es que el mundo actual hará disminuir su potencial económico y su potencial técnico? No sabemos nada, por la sencilla razón de que tal potencia jamás ha existido antes en la historia, al menos en la historia que conocemos. Por tanto, estamos ante una enorme, extraordinaria incógnita: por ello, la ausencia de referencias en el pasado, da a las previsiones sobre el porvenir un aspecto extremadamente incierto... Pero, en todo caso, he de decir que se hace necesario un incremento del progreso moral para compensar el progreso técnico. La evolución material de una ciudade pide un suplemento de almas, y ese suplemento de almas no es la técnica quien lo creará: ha de ser el propio hombre, a través de la vida interior. Los optimistas de nivel bajo, piensan que el progreso técnico y económico suscitan automáticamente el progreso moral. Eso no es cierto. No lo suscita, sino que lo exige. Es un poco diferente, ¿no es verdad?

Si no logramos una convergencia entre el progreso moral y el progreso técnico, caeremos bajo el peso del progreso técnico, y la bomba atómica puede destruir a la humanidad cualquier día. La postura de Calígula que decía: "desearía que los seres humanos no tuvieran cabeza" --- en su afán de cortarles el cuello ---, mostraba que el poder de matar en el Imperio Romano era muy limitado. Calígula podía asesinar a una serie de personas entre sus cortesanos, pero no tenía la posibilidad ilimitada del espionaje, del control policíaco, que en siglo XX podemos comprobar. ¿Por qué dura el régimen soviético desde hace tantos años? Porque puede usar de un enorme aparato policíaco, de inmensos medios de propaganda...; todo lo que está ocurriendo en cualquier lugar del país se puede conocer rápidamente... Hoy existen pues, entre nosotros, posibilidades de implantar una fuerte tiranía; es por esto que se hace cada vez más necesario un gran progreso moral.

Verdades de la vida y de la muerte

--- ¿A qué grandes verdades se acoge el hombre de hoy? ¿A qué grandes verdades se acerca y de cuales se aleja nuestra sociedad?

Actualmente se comprueba una gran angustia en esas gigantescas ciudades modernas. Pensemos un segundo en la muerte. En una sociedad rural se está mucho más familiarizado con la muerte: por ejemplo, los ciclos de la naturaleza --- sin que hablemos ahora de religión ---, esos mismos ciclos de la naturaleza demuestran que la vida y la muerte son fenómenos conectados entre si. Uno sabe que va a tener que morir, pero no se "vive" practicamente la muerte en la ciudad; incluso se la intenta suprimir, se la intenta ocultar. Se ha llegado a tal grado, que los hombres olvidan la única perspectiva sobre la cual no hay equivocación posible: que todos y cada uno hemos de morir. Como dice muy bien Pascal: "Ante este problema, los hombres no han encontrado otra solución que la de no pensar en él". Y como dice Bossuet: "se sabe que se morirá pero no se cree en ello". Yo creo que la meditación sobre la muerte es lo más esencial de la filosofía; Sócrates decía que la la filosofia es el aprendizaje de la muerte. Se me dirá que todo esto son ideas tristes; no son ideas tristes, porque si para algunos la muerte es la nada, entonces no es necesario ningún aprendizaje: para caer en la nada no hace falta ningua práctica. Pero para otros, la muerte no está concebida como la nada, sino como el paso a un mundo superior: entonces, tener un aprendizaje de la muerte quiere decir ir aprendiendo los valores que sobrepasan la vida y la muerte y que encontraremos en la eternidad.

Algo similar podría decirse sobre el tema de Dios. En la sociedad actual, que parece estar hecho únicamente para el placer, para el bienestar, en esa sociedad en la que se cree que se va a poder llegar a construir el paraiso terrestre y que todos los hombre políticos así lo prometen, el problema de Dios parece que no se plantea, y existe incuestionablemente una extensión en un cierto ateísmo, no tanto proclamado, pero sí vivido.

La juventud actual

--- ¿Como ve usted a la juventud de hoy?

Existen muchas juventudes como existen muchas clases de vejez. Hay viejos que a los sesenta años están acabaos, y otros que a los ochenta siguen jóvenes: para la juventud es lo mismo: hay hombres que nacen jóvenes y continúan jóvenes, y hay otros que nacen jóvenes pero no continúan: es una cuestión que afecta al estado de alma. Respecto a la juventud en el sentido cronológico, también existe indudablemente una gran variedad: actualmente hay jóvenes con ideas revolucionarias, otros con ideas conservadoras, muchos que quieren transformar la sociedad y muchos que quieren aprovecharse de ella. Sólo puedo hablar de los jóvenes que yo conozco, que vienen a verme o que me escríben: a todos ellos los encuentro mucho más interesados por los problemas profundos, por los problemas religiosos, que a los de la generación precedente. Los temas religiosos los plantean en profundidad, precisamente porque ellos no viven en un ambíente religioso y la religión para ellos no es un fenomeno social: viven rodeados de un clima de ateismo práctico, y plantean los problemas religiosos de modo personal, con enorme agudeza y profundidad: estoy seguro de que actualmente hay yn gran renacimiento religioso en la juventud que, sin embargo, a veces corre el riesgo de desviarse y caer en sectas e "iluminaciones"... Cada vez que publico un libro, muchos jóvenes vienen a verme para hablarme del tema de Dios: del retorno a Dios, de los valores espirituales, del sentido del misterio, etc. Comprueban que el mundo invisible es muchas veces más real que el mundo visible. Ante todo esto, pienso que la Iglesia faltaria gravemente a su deber si no ve que lo que es necesario que diga son palabras que se refieran a la eternidad.

Añadiría cómo está demostrado que, cuando el sujeto --- el hombre ---. desciende hasta lo más hondo, encuentra siempre al objeto. Por ejemplo en el plano de la mística todos los autores misticos de todas las épocas y de todas la religiones, sin conocerse entre sí, viviendo en civilizaciones y culturas completamente diferentes, ante la experiencia de Dios y la experiencia del misterio, siempre han dicho las mismas cosas. Célebres textos de Tao señalan cuestiones similares a las que plantea San Juan de la Cruz, y uno y otro han ignorado su mutua existencia. Esta experiencia es la misma en los enamorados: en el amor humano, los grandes enamorados de todas las épocas han dicho y escrito prácticamente las mismas cosas, siempre a condición de llegar a lo más profundo; muchos ejemplos de ello pueden encontrarse en los griegos, en Dante cuando habla con Beatriz, en Goethe, en Maeterlinck...; es la misma imagen del amor que se encuentra en el interior de todos los hombres.

La desatencion de los hombres

---Finalmente, si tuviera que escoger una característica de nuestra época que revelara aquello que aún le falta al hombre por conseguir, ¿cual elegiría?

A mí me parece que la gran tentación del hombre actual, o mejor dicho, uno de los hechos que se comprueban en el hombre de hoy, es la falta de atención, la desatención. Muy corrientemente, en la vida moderna parece que no hay tiempo de "prestar atención"; únicamente se presta atención a las cuestiones de la vida material..., el hombre está solicitado por mil distracciones, por mil informaciones que le llegan de todas partes... El hombre esta continuamente tentado para "distraerse"; etimológicamente, "distraer", quiere decir "tirar desde fuera" y "tirar de los lados". Habría que decir que toda nuestra virtud estaría en la "atención"; estamos en un mundo de disipación; Emerson lo decía ya: "El único bein está en la "concentración" y el único mal en la "disipación".

La sociedad es la que favorece el egoísmo; pensar en los otros, prestar atención a los otros, parece que se hace extremadamente dificil...; no se tiene tiempo. No hay más que fijarse en esas grandes aglomeraciones, en las comunicaciones, en el "Metro". ¿Cómo prestar atención al prójimo? ¿Cómo descubrir tras un rostro, un alma? Esto es bien dificil en la existencia anónima que vivimos.

En el fondo, es la tentación de la nada, puesto que la desatención es la nada. Se llega a la muerte sin haber vivido, sin haberla contemplado. Se está muerto antes de morir, puesto que la muerte fisica es la continuación de la muerte moral; hay gentes que mueren físicamente y que en ese momento no pierden gran cosa, puesto que ya estaban muertos desde hace tiempo. Tolstoi decia que había muchas gentes que vivian en estado de cadáveres, rodeados de confort. hay muchos que olvidan que ya están muertos, quizá no se olvidan que uno es mortal, pero sí que uno ya está muerto. Y cuando uno olvida que el hombre es mortal, es que ya está realmente muerto.

Gustave Thibon, este hondo filosofo campesino, vuelve a alzar la mirada y sus ojos se arrugan un instante ante esa luz extraña, artificial luz de neón. Al volver a mirarme, esa serenidad suya trae otra luz, una luz interior.