domingo, 18 de julho de 2010

"Libertades"

Tan horrible es destruir la libertad donde Dios la ha puesto como introducirla donde no debe estar, ha dicho Pascal. Esta fórmula reúne y estigmatiza los dos atentados con que los tiranos---francos o disfrazados---amenazan la auténtica libertad de los pueblos: la opresión y la corrupción; la destrucción por atrofia y la destrucción por inflamación.

En Francia, desde hace más de un siglo, se introduce la libertad donde no existe. Se arranca al pueble a la necesidad nutricia, a los humildes y maternales alvéolos de instituciones, costumbres y deberes, en el interior de los cuales su libertad puede desplegarse sanamente, para hacer jugar esta libertad fuera de su lugar, en un dominio no adaptado a sua naturaleza y donde se refuta a sí mísma: dogma de la soberania del pueblo, con su corolario práctico, el sufragio universal... Tanto valdría pedir a un ciego que eligiese libremente entre los colores. Se inmolan los cuadros de la naturaleza al ideal de la libertad. Se dice al cordero: eres libre de ser o no ser herbívoro. Porque en esto vienen a parar, en definitiva, las instituciones que mantienen en el cerebro de todos los hombres la ilusión de ser soberanos e iguales a cualquier otro, y la ilusión de resolver por su papeleta de voto los problemas más ajenos a su competencia.

Pero estirar, dilatar así la liberdad es el medio más seguro y más pérfido de suprimirla. Cuando se abusa de un bien, se pierde la facultad de usarlo. El que quiere correr hoy demasiado, mañana no podrá ni andar... Tras haber paseado sus deseos y su elección entre los alimentos carnívoros, el herbívoro corrompido ya no sabe elegir sanamente entre las plantas que le rodean; el hombre del pueblo, relleno de "ideas generales" y de ambiciones fantásticas, pierde la prudencia específica de su medio social y professional. Fuera de su orden, no es libre: no tiene más que la ilusión de la libertad; en realidad, está movido por palabras huecas o pasiones malsanas y su soberanía universal se resuelve en humo y en comedia. Pero lo más grave, lo terrible, es que ya ni siquiera en su orden es libre. Nada ha contribuído tanto a destruir en el alma de las masas la libertad verdadera y la verdadera prudencia como ese mito de la libertad.

Puede modificarse así la frase de Pascal: Cuando se quiere introducir la libertad donde no existe, se la destruye donde Dios la ha puesto. El hombre que no acepta ser relativamente libre, será absolutamente esclavo.

Fonte: "Diagnósticos de fisiología social" - Madrid: Nacional, 1958